Aquí, en la falda de las colinas, ante el ocaso y las fauces del tiempo, junto a huertos de sombras arrancadas, hacemos lo que hacen los prisioneros, lo que hacen los desempleados: alimentamos la esperanza. […]
Estado de sitio (2002), Mahmud Darwish
Educar para la paz, en estos tiempos de violencia. Es un título que puede sonar repetitivo, una frase que, desafortunadamente se puede interpretar como cliché. No obstante, necesitamos volver a reflexionar sobre este asunto fundamental en nuestra vida universitaria, en nuestros espacios familiares y cotidianos, en suma, en la esfera humana, ya sea como pregunta, promesa, decisión o derecho, pues Educar para la paz, es una responsabilidad, pero también una urgencia vital en sociedades como la nuestra, que nunca ha podido vivir en paz.
Durante sus 70 años, la Universidad Pedagógica Nacional no ha sido indiferente a este deseo de construir formas de estar y relacionarnos que nos permitan sentir, pensar, agenciar, experimentar y, como nos invita Antoine de Saint-Exupéry, poner decididamente la inteligencia al servicio de un mundo justo y en paz. La formación para la paz la hemos asumido en los tiempos más exacerbados de guerra interna, al igual que en las dinámicas azarosas impuestas por las doctrinas de seguridad y modelos bélicos globales. Los mismos que siempre han querido insertar en el pensamiento educativo, social y político, como principio absoluto, el que la violencia es el único medio para alcanzar los fines y es exclusiva partera de historia.
En la Universidad Pedagógica Nacional, como centro de pensamiento pedagógico e investigativo y formadora de maestra(os), la educación para la paz se ha asumido definitivamente como un campo polifónico, por medio de sus apuestas metodológicas, sus repertorios didácticos dialogantes y sus epistemes procesuales de construcciones socioculturales. Estos ejercicios han permitido conectar ideas, comunidades y territorios —en clave Freiriana — en torno a los conceptos de educación y paz. En este horizonte, desde el 2023 se crea el Centro de Educación para la Paz, la Memoria y los Derechos Humanos (CEPAZ) como espacio institucional que busca contribuir a una Colombia en paz desde las misionalidades de la Universidad. El CEPAZ se enfoca en cuatro líneas estratégicas: i) memoria, historia y conflictos; ii) derechos, políticas y prácticas educativas; iii) educación para la paz y formación de educadores-as; y iv) arte, comunicación y culturas de paz.
Con esta propuesta sistémica e integral, el CEPAZ contribuye al fortalecimiento de la agenda nacional para la Paz Total, a propósito de los desafíos educativos en este contexto de transformación política y de tránsito a un escenario de paz guiado por la verdad, la memoria y la no repetición. Es en estas claves que seguimos alimentando y accionando la esperanza, como elemento vertebral en la formación para la paz, reivindicando la potencia de una formación en lo sensible, unas narrativas del cuidado, unas gramáticas del afecto, unas políticas para la tramitación de los conflictos, y una praxis simbólica, cultural, material y pedagógica en procura de hacernos cargo de una vida justa, buena, digna y responsable del otro y lo otro.
Entendemos y asumimos que la formación para la paz es una construcción colectiva en la que se dan cita epistemes situados, trabajos concretos, análisis éticos y posicionamientos responsables. Estos elementos resultan, además, urgentes al momento de pensar cómo formar educadoras(es) y ciudadanías para que nunca más se repitan el genocidio, el apartheid, las ocupaciones, los bombardeos en Catatumbo, operaciones Orión, etc., así como los reclutamientos forzados, los estallidos oculares y las explosiones en Gaza. Esta demanda ética del ¡Nunca Más! nos exige como Universidad Pedagógica Nacional rigurosidad, compromiso y acción frente a las historias de dolor causadas por las ausencias de paz. Preguntarnos, problematizar, tematizar, sistematizar y territorializar las realidades de la guerra, de la violencia socio política, el conflicto armado interno e internacional, es en palabras falsbordianas, argumentar la superación de la guerra. Traemos de vuelta las palabras “sobre la guerra del maestro Estanislao Zuleta (2015): “Si alguien me objetara que el reconocimiento previo de los conflictos y las diferencias, de su inevitabilidad y su conveniencia, arriesgaría paralizar en nosotros la decisión y el entusiasmo en la lucha por una sociedad más justa, organizada y racional, yo le replicaría que para mí una sociedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos. De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos. Que sólo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz”.